29 abril 2010

Estudiar de nuevo pasada la cuarentena

Es más gratificante de lo que me pensaba

Estudiar de nuevo pasada la cuarentena
He tenido que ponerme a estudiar otra vez con motivo de un curso profesional que tengo que hacer. Es cierto que hacía más de nueve años que no realizaba ninguna actividad docente relacionada con mi quehacer laboral. ¡Qué lejos quedan ya aquellos montones de apuntes interminables, que al tomarlos, daban un dolor de mano y muñeca insoportable! Y no digamos nada de tener que asistir a clases diariamente después o antes de realizar tu jornada de trabajo.

Pero todo eso ha cambiado; nos vamos haciendo mayores. El no haber hecho nada al respecto, después de tantos años, ha sido por pereza a recibir cursos "on line", acostumbrado al sistema tradicional de asistencia presencial, toma de apuntes y estudio en libros o cuadernos.

Una vez decidido y puesto a ejecutar el curso, tengo que decir que la experiencia ha sido muy enriquecedora y gratificante, porque me ha sorprendido lo buenas que son las nuevas tecnologías aplicadas a la enseñanza: mensajes multimedia con sonido e imagen, repetición a voluntad de los temas o párrafos que más dudas te generen, realización de exámenes a distancia por el ordenador que quedan evaluados justo después de terminarlos, etc. Y qué decir de la completa adaptación horaria del curso a las necesidades del que lo realiza: te lo puedes planificar a tu manera, estudiando los temas cuando mejor te vaya a lo largo del día, y haciendo los exámenes cuando quieras y cuando creas que ya estás lo suficientemente preparado.

A nivel personal lo que también me ha sorprendido mucho es que mi capacidad de estudio no sólo no ha mermado con los años y la falta de práctica; sino que ha aumentado mi eficacia y eficiencia, ya que con menos tiempo aprendo más y mejor. Esto, creo que es debido a que mi capacidad de síntesis ha aumentado; me centro más en los conceptos básicos y me voy menos por las ramas. Además, la voluntad ahora es más férrea y repito y repito el repaso de temas y cuestionarios hasta la saciedad para que los conceptos se asienten debidamente en mi mente.

Si ya tenéis más de cuarenta añitos y todavía no habéis hecho ningún curso a distancia en casa por vuestro ordenador; os lo recomiendo encarecidamente, ya que por un lado descubriréis la eficaz adaptación de la tecnología informática a la enseñanza, y por otro, os conoceréis un poco más y tendréis la grata sorpresa de que vuestra capacidad intelectual no sólo no se reduce con los años, sino que puede incluso aumentar si en vuestra vida diaria hacéis gimnasia mental, leyendo, haciendo crucigramas, dialogando, discutiendo, debatiendo, etc.

¿Qué opinión os merece este tipo de cursos a distancia y por ordenador?

22 abril 2010

Masticar bien

Si te tomas tu tiempo, harás mejor la digestión

Masticar bien
El otro día os comentaba que cuando comíamos en solitario, solíamos masticar más rápido, engullendo atropelladamente la comida. Pues a raíz de escribir ese post, he sido más consciente de mi forma de masticar los alimentos y así he llegado a la conclusión de que prácticamente mascaba de tres a cuatro veces aquellos alimentos que por sus características de dureza y consistencia, necesitaban de muchas más mascadas.

También, esa mayor conciencia, me ha hecho reflexionar sobre una cuestión importante acerca de la digestión: si no masticaba lo suficiente, introducía grandes trozos sólidos y prácticamente secos en dirección a mi estómago e intestinos, y eso hacía que una cantidad desproporcionada de ácidos y fluidos gástricos tuvieran que actuar para digerir todo aquel bolo alimenticio aún no suficientemente reblandecido. El resultado final de esa forma de comer sin masticar bien, pues ya os lo podéis imaginar: acidez, reflujo gástrico, pesadez de estómago, y a la larga, una buena gastritis o úlcera.

Así que, poniendo en práctica estos conocimientos, me armé de paciencia y me dispuse a masticar más veces en cada una de las comidas que hacía a lo largo del día. He calculado que, dependiendo de la dureza del alimento en cuestión, hacen falta más o menos, alrededor de unas sesenta o setenta mascadas para hacerlo correctamente en cada bocado; y descubierto que además, masticando mejor, se consigue insalivar mucho más la comida, con los beneficios que ello tiene para la ulterior digestión en el estómago y en el intestino. También ayuda mucho el respirar bien mientras se mastica, ya que de lo contrario, aparece una necesidad imperiosa de tragar lo antes posible para poder inspirar. Practicando estas técnicas ya he dejado atrás todos los síntomas insanos de las malas digestiones.

Incluso, puestos a leer sobre el tema, me ha hecho mucha gracia descubrir que existe un aparato, llamado "masticómetro", que calcula las veces que abrimos y cerramos las mandíbulas, apretando los dientes, para conocer si lo hacemos bien o mal, ya que fija en 2000 mascadas la frecuencia masticatoria ideal para digerir bien una comida.

Está claro que en la costumbre de no masticar bien influye notoriamente el modo apresurado de vivir que tenemos; y que deberíamos emplear en cada comida del día que hacemos, un mínimo de tiempo de tres cuartos de hora.

¿Os habiáis fijado alguna vez en cuánto y cómo masticáis? ¿sóis conscientes del tiempo que empleáis para comer cada día? Yo creo que si practicáis lo que aquí os digo, os sentiréis mucho mejor en vuestras digestiones, y que incluso adelgazariáis sin tener en cuenta el tipo de alimento ingerido.

Ah, no os lo había dicho: no os olvidéis de que la digestión empieza en vuestra boca.

14 abril 2010

Vielha

Descubrirla es sentir la llamada de la montaña

Vielha
Hace tiempo que tenía como asignatura pendiente el descubrir tierras del interior de Cataluña. Si bien conozco la zona costera casi como la palma de mi mano; tengo que decir que desde hace unos años me apetecía mucho irme con mi familia a pasar unos días al interior, sobre todo a la zona pirenaica leridana.

Al atravesar el Túnel de Vielha o de Juan Carlos I, de una longitud de 5250 mts., se aprecia una vista panorámica de la capital del Valle de Arán, Vielha, que parece transportarnos al más auténtico paisaje montañés y nórdico. Entonces vamos descendiendo hasta llegar al núcleo urbano con su calle Pas d´Arró, que es concentración de comercios y locales de ocio, como restaurantes y bares. Tengo que decir que a pesar de lo original y diferente de la localidad, nos hemos sentido en todo momento como si ya hubiéramos estado allí en otras ocasiones; es decir, muy cómodos e integrados desde el primer momento. Y es que el ambiente es acogedor tanto por la orografía del valle, como por sus gentes, calles y edificios.

Vielha tiene tres puntos de acceso principales, que son el ya nombrado del Túnel de Vielha por la carretera N-230 desde Lérida; la carretera C-28 por el Port de la Bonaigua; y la N-125 francesa por la población de Canejan. Está situada a unos 975 mts. de altitud sobre el nivel del mar y es la capital de la Vall d´Aran y sede político-administrativa de todo el valle. Centra su actividad económica en el sector agropecuario y forestal; aunque desde hace años ha tomado mucha fuerza el turismo de invierno y todo aquel relacionado con la alta montaña. Hay que destacar la estación de esquí de Baqueira Beret con más de 1900 hectáreas de superficie esquiable y más de 100 kms. de pistas balizadas.

Plan de Beret
No me olvidaré de mencionar la riqueza cultural de la zona, con su arte románico por doquier, su lengua propia, el aranés, y su espléndida gastronomía donde destaca la famosa olla aranesa.

Ha sido una estancia breve y sencilla, que ha tenido como objetivo una primera exploración y toma de contacto con la zona. Sin embargo, hemos sentido fuertemente la llamada de la alta montaña, de la naturaleza salvaje y del espíritu aventurero. Nos hemos quedado prendados, seguro que volveremos; y además, hasta nos han entrado ganas de aprender a esquiar y de disfrutar de otras actividades de alta montaña. Hemos vuelto a casa renovados y llenos de energía positiva. Hacía tiempo que no nos sentíamos tan bien después de unas vacaciones.

¿Os gusta la alta montaña? Id a Vielha.

01 abril 2010

Comer en solitario

Fíjate bien y verás lo poco saludable que es

Comer en solitario
El otro día me di cuenta de que comer solo era una de las imposiciones que menos me gustaban, del mundo moderno que nos ha tocado vivir. Estaba comiendo en un establecimiento de comida rápida, rodeado de varias personas que, curiosamente, también estaban solas como yo.

En un ejercicio de introspección, comprobé que comía más rápido que cuando estoy acompañado, que masticaba poco; y que a pesar de tener tiempo más que de sobra para comer y después reintegrarme a mi puesto de trabajo, parecía que el objetivo más perentorio en aquel instante era engullir lo más rápido posible para finalizar cuanto antes aquel acto nutritivo insulso y sin mucho sentido. Deciros que las consecuencias de comer rápido se analizan en varios centros de salud de nuestro país.

Comer es un acto social en la raza humana, tal y cómo dice la investigadora Marjorie Ross; porque somos tan esencialmente sociales, que hasta un acto tan primario de supervivencia como es la ingesta de alimentos, deja de tener sentido si lo hacemos en solitario. Harto probados están los beneficios de comer en grupo, compartiendo los alimentos y disfrutando de la conversación. Hasta la misma etimología de las palabras nos confirma el carácter gregario de la alimentación, con términos como "ágape", cuyo significado básico nos dice que es una comida en la que varios comensales estrechan sus lazos de hermandad. A mayor abundamiento, nadie puede negar que tanto hoy en día, como a lo largo de la historia, grandes negocios y tratados se han sellado al amparo de un buen banquete.

Desde una óptica médica, decir que algunos trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia se triplican por el hecho de comer solos. Incluso hay un estudio de la Universidad de Navarra que llega a estas conclusiones.

Por todo lo hablado, yo me plantearía seriamente la importancia de comer junto a mi familia siempre que pueda; aunque sea en fines de semana y festivos.

Y vosotros, ¿cómo coméis habitualmente? ¿qué opinión tenéis de comer solitariamente? ¿cómo os sentís cuando acudís a alguna comida en grupo?