11 enero 2006

Excursión a la Mola


Monasterio de la Mola
     Son las nueve y cuarto de la mañana. Mi padre viene a buscarme en coche a mi localidad; hace bastante frio, unos cuatro grados centígrados. Salimos de la ciudad y emprendemos camino hacia la montaña de La Mola por el desvio del Cavall Bernat. Ascendemos por una urbanización de montaña hasta llegar al lugar donde aparcamos el coche no sin antes haberlo calzado bien, debido a la gran pendiente.

Rascacielos de roca adosados     El Sol empieza a acariciar la verde vegetación y en su incipiente ascenso forma grandes sombras mezcladas con intensos reflejos de luz. Empieza la caminata. Enseguida nos enfilamos al Camí dels Monjos y empezamos a notar en nuestras piernas la pendiente de este tramo inicial que sin duda es uno de los más duros del recorrido. No llevamos ni veinte minutos de excursión y ya podemos divisar las extraordinarias formaciones rocosas en forma de "rascacielos adosados unos a otros". Este paisaje se forma debido a la diferente dureza de la roca y la tierra que la envuelve añadiendo los siglos y siglos de desgaste producido por el agua en su versión líquida y sólida; esta última al desgajar literalmente secciones de roca cuando debido a las bajas temperaturas se hiela en el interior de las grietas de las formaciones rocosas y el líquido elemento las fractura internamente en su proceso de congelación al aumentar de volumen.

Montserrat     Seguimos subiendo, llevaremos una media hora de camino... El desnivel se hace considerable y ya empezamos a ver grandes vistas del entorno. No podemos dejar de hacer mención de la imponente vista al oeste de la montaña del macizo rocoso de Montserrat que efectivamente parece una gigantesca sierra de piedra colocada sobre una llanura que, si cabe, hace aún más grande su majestuosidad. La formación geológica de Montserrat es similar a la de La Mola aunque en el primer caso la tierra blanda desapareció hace mucho tiempo debido al efecto erosivo y la gran altura de las formaciones rocosas le dan ese aspecto majestuoso y misterioso.

Montículos rocosos     A lo largo del camino y entre grandes vaguadas sembradas de intensa vegetación, sobresalen grandes montículos rocosos aislados que le dan al paraje una belleza muy peculiar. Estas formaciones no están peladas del todo y nos recuerdan, al mostrarnos la vegetación que albergan, que todavia están en un proceso intermedio de erosión sobre todo si las comparamos con las de Montserrat.

     La vegetación de La Mola es mixta y es de naturaleza mediterránea con sus extensos bosques de pino y también densas agrupaciones de encinas y otros árboles.

Agujas de piedra     Ya no tenemos apenas frio a pesar de que la temperatura ambiente no debe superar los dos o tres grados. Seguimos subiendo y mirando abajo en dirección este podemos observar unas caprichosas agujas de roca jalonadas de islotes de vegetación. La primera sensación que me da esta vista es de un gran vértigo unido después a un agradable sentido de la grandeza de la naturaleza y de su inmensa belleza... Al seguir caminando y dejar atrás esas formaciones tan peculiares, descubrimos una cueva formada por la superposición de dos gigantescos bloques de roca. Tiene unos cuatro o cinco metros de altura y su profundidad horizontal debe ser de unos seis o siete metros. Mi padre en principio no quiere venir a verla pero después accede y se queda bastante sorprendido. Ambos, padre e hijo, comentamos que dicha formación nos serviría muy bien de refugio en caso de que el tiempo cambiara repentinamente y llegara a llover o nevar.

Camino empedrado     Llevaremos tres cuartos de hora caminando. Nos hemos parado en un par de ocasiones a descansar y la caminata se va haciendo cada vez más agradable ya que las pendientes son cada vez menos pronunciadas y los senderos se hacen más anchos y mejor empedrados. Nos sorprende en una zona de la montaña encarada al norte y muy sombria por ello, un pasadizo cubierto de densa vegetación que está perfectamente empedrado. Al parecer, este tipo de obras que salpican todo el recorrido fueron realizadas por los monjes que regentaron el monasterio. Al no tener otro tipo de locomoción, la mejor manera de hacer más llevadero el ascenso era pavimentar de piedra los numerosos caminos que llevan a la cima. También nos llama mucho la atención en este tramo del viaje el hallazgo de un portal de Belén construido debajo de la protección de una roca plana, semivolcada. Debajo del lecho de musgo donde se asienta la escena del nacimiento del Señor, hay un interruptor de luz. Yo, curioso, lo pulso y con gran asombro compruebo que funciona y entonces una regata de pequeñas bombillas se encienden mezclando así la belleza de la naturaleza y la de la técnica humana. Mi padre y yo comentamos la originalidad y la forma de construir este Belén en plena montaña de La Mola.

Cerca del Monasterio     A esta altura de la montaña y en varios giros de los incontables senderos que ya hemos dejado atrás, podemos ver más y más cerca el monasterio que corona nuestra montaña. Sí, nuestra montaña, porque después de algo más de una hora de marcha ya nos sentimos perfectamente integrados en ella y en la Naturaleza que invade todo nuestro ser. Siento que mis fosas nasales están perfectamente despejadas y puedo ahora respirar con una intensidad inusual que a la vez me hace sentir los variopintos aromas y olores de la vegetación de la montaña, de su tierra y de su aire... Ya no nos sentimos abrumados por toda la masa montañosa que al inicio del viaje nos hacía recordar que no somos nada separados de la Naturaleza y que debemos olvidar el precepto renacentista de que el hombre es el centro de todo el Universo. Ahora nos sentimos como jinetes encima de sus caballos en perfecta armonia y formando una sola formación. La montaña nos ha absorbido y formamos parte de ella.

Campanario     Por fin, los dos pisamos el trecho de camino de piedra y cemento que ya nos sube hasta la pequeña planicie del monasterio. Son unos trescientos metros que ya no nos parecen casi nada después de la hora y media de singladura. Andamos ansiosos por alcanzar la esperada meta no sin antes otear hacia el norte y a lo lejos la espléndida postal de montañas nevadas que nos ofrece en esta época del año el Prepirineo catalán. ¡Ya está, llegamos!; nuestra cota es de unos 1100 metros de altitud. Nos paramos un instante para dar un golpe de vista de trescientos sesenta grados: al sur, Collserola y los destellos del mar Mediterráneo como si fuera un mar de espejos; al norte, el ya mencionado Prepirineo; al este, la vista imponente del Montseny; y al oeste el también mencionado, varias veces, espectáculo de Montserrat.

     Hemos conseguido nuestro propósito y nos introducimos en el bar-restaurante del monasterio para realizar un merecido almuerzo. Un par de bocadillos, algunos frutos secos, un café y una infusión ponen fin a nuestro ascenso. Nos sentimos satisfechos; aunque aún nos queda otra hora y pico de descenso. Este viaje se ha acabado pero muchos más esperan para que sigamos disfrutando de nuestra Naturaleza y de nuestros paisajes aquí y allá por todo este mágnifico planeta Tierra que se nos ha regalado. Gracias.

02 enero 2006

Oda al Turno III


Darth Vader en acción
    A esos singulares componentes del turno tercero. Sí, a esos jóvenes esforzados que siempre están y estarán dispuestos a servir al ciudadano y a sus propios compañeros; aunque ni el primero ni los segundos no siempre les reconozcan su labor y disposición como debieran.

    Para que no quede en saco roto su especial dedicación y sacrificio y para que aquél que pudiera leer y entender estas palabras en forma de oda, sepa a qué se dedican esos jóvenes -mujeres y hombres entre ellos- y cómo es en realidad su quehacer cotidiano.

    Y para ello se podría empezar diciendo, primeramente, lo duro y a veces penoso de su horario laboral. Sí, me refiero al famoso "turno americano" que no sé por qué se le llama así cuando en realidad se le debería llamar el turno de "al matadero el marrano".

    Efectivamente, así se sienten esos muchachos y chicas porque después de un ciclo completo de tarde, mañana y noche quedan como muertos, como un trapo, como el orillo de un vendo... Y si no, preguntadles, hablad con ellos y escuchadles; veréis lo que os dicen y cómo se sienten...

Centro de trabajo    Y que decir, que decir tiene, de esas largas horas de patrulla de dia y de noche, con frio y calor, y a veces también pasadas por agua... ¡Ay, ay de esas largas rondas de búsqueda al encuentro del malhechor, del conculcador, del reclamado judicial...! Esas a veces tediosas vueltas de patrullaje intenso que finalizan en estresantes e intensas intervenciones que encima os hacen, ¡oh compañeros!, salir tarde.

Oficina del Turno III    Esto en lo que se refiere a los patrulleros. Pero, ¡ay de mí! ¡ay de mí, si os hablo de la dichosa oficina de denuncias! ¡Cuánto aguante, qué sufrimiento, menuda paciencia y vaya tolerancia! El que haya prestado servicio algún tiempo en ese "agujero" sabrá que cuando vienen mal dadas la guardia se puede convertir en una mística experiencia y yo diría que se tiene casi ganado el Cielo...

    Estoy hablando de los integrantes del turno tercero: Sí, del Dar Vader y el Costumbres, del Bético y el Bellotero, de la Rubia y el Power Ranger, del Cordobita y el Mc Giver, del Práctico de turno -ahora tenemos a un charro- y sin olvidarme, por supuesto, del desaparecido aunque muy recordado Antoñito.

    Turno este, grande y peculiar, a veces controvertido por sus lios y movidas; otras, denostado y criticado con o sin razón aunque la mayoria de "compañeros" de la comisaria no lo conozcan ni se preocupen por conocer a sus miembros personalmente. Turno único del que al fin y al cabo nadie quiere irse porque verdaderamente somos una piña y nos apreciamos y estimamos.

    En este año que acaba y para que afrontéis mejor el que ya entra, os quiero dedicar esta alabanza y loa para que sigáis siendo así como sóis, verdaderos, auténticos, sinceros, sin doblez, humanos y comunicativos, justos ya que tratáis de enjuiciar a todos vuestros compañeros por el mismo rasero. Gracias a todos por esas virtudes de las que muchos carecen...

    Sóis en definitiva realmente humanos, con vuestras virtudes y defectos, iras y debilidades, miedos e inseguridades, ociosos a veces, trabajadores y esforzados la mayoria de ocasiones. A veces hacéis ostentación de puntualidad y seriedad, otras no tanto pero como ya he dicho, siempre verdaderamente humanos y lo que es más importante aún, siempre sóis vosotros mismos. Sí, en vosotros no hay hipocresia ni doble trato.

Darth Vader en primer plano    Gracias por vuestra comprensión, sobre todo cuando me dan esos "ataques de asma" en el caos desorganizado de mis desquiciantes jornadas de trabajo. Vuestra empatia al poneros en mi lugar es mi mejor máscara de oxígeno para que así no me convierta, cuál Mister Jekill y Mister Hyde, al lado oscuro y me ponga tan negro y tan feo con esa máscara y esa espada láser.

    Me sabréis perdonar. No lo hago con maldad. Lo que me pasa es que estoy sediento de reconocimiento porque soy humano y persona. Sabéis de qué hablo. No soporto el doble rasero ni el doble trato. ¿Por qué con algunos tanta delicadeza, comprensión y buen rollo; y con nosotros, tanta parquedad, indiferencia, esquivez y aspereza?

    Me voy, me despido. En este corto lapso de tranquilidad que he tenido, os he querido hacer este homenaje escrito para que, igual que cualquier grafismo o letra impresa, vosotros, lo que sóis y vuestras acciones permanezcan para siempre en la inmensa eternidad.

    Espero que os agrade y os pido disculpas si a alguna o a alguno de vosotros no le nombro como a él le gustaría; son exigencias del guión de esta mi, mejor dicho, esta vuestra publicación y con la sana última intención de agradaros y haceros sonreir.

Feliz Navidad a todos    Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todos los integrantes del Turno III y que la alegria resplandeciente de este año que acaba, ilumine el sendero de vuestras futuras intervenciones en este inminente año dos mil seis que ya entra, calentito como la barra de pan recién salida del horno.
¡Gracias Chavales!

Ah, ¡Y que la Fuerza os acompañe...!